En un contexto donde los trámites están en una transición hacia la digitalización, Dikigo igualmente enfrentaba la problemática de transmitir confianza sobre un sistema totalmente novedoso en el mercado argentino, donde hasta el 2020 la mayoría de los trámites seguían siendo analógicos y presenciales. Sabíamos que debíamos trabajar sobre los ejes de la humanización de la identidad y de la herramienta, así como la búsqueda de practicidad y claridad en la comunicación. El lenguaje visual y el tono de voz son esenciales en este proyecto, a la vez que la intención de crear un sistema gráfico de gran consistencia.

El proceso comenzó con el desarrollo de Naming, que provee a Díkigo de un nombre de marca breve, de buena dicción, que es universalizable al ser una abstracción en base a la mixtura de términos en griego y rasgos terminales del idioma inglés, ya que era requisito esencial para su futura implantación dentro del mercado Latinoamericano, incluyendo a Brasil. Luego creamos una marca pensada para el mundo digital, pero sin olvidar que parte de la experiencia sigue transcurriendo en el mundo físico.

Una identidad de marca donde su sistema de pictogramas y sistema de ilustraciones son centrales en la comunicación del producto y de la misma marca, para transmitir la simpleza de uso y crear la confianza que el usuario necesita para adoptar a Díkigo como la nueva manera de hacer trámites, con sólo mover su pulgar, sin salir de su casa.

La experiencia digital de Díkigo es la más importante de la marca, por lo que está habitada por un lenguaje simple, iconografía e ilustraciones que humanizan cada paso de uso de esta página web que fue pensada para ser percibida como una aplicación.